Cuento escrito por Andrés Huertas para nuestro programa Territorio Mágico.
Malvarado Cavernícola
Año 700 a. C.
Malvarado Cavernícola se puso su sombrero y le echó tinta negra a su negro corazón, llegó al colegio y se robó los pizarrones con sus garras de cuervo para que los niños en el pueblo no aprendieran a pensar.
Y cuando vio a los hombres que defendían el río dejó caer las plumas negras de su joroba para envenenar las aguas. Y cuando las madres salieron a colgar la ropa hablando de lo malo que era Malvarado, les tapó las cabezas con las nubes pestilentes de sus axilas.
Malvarado enterró los días soleados, rompió las banderas blancas y llegó al reloj en el centro del mundo para echarlo para atrás mientras reía con su risa de cuervo de mala suerte.
Pero ahí mismo, llegaron los niños que pensaban sabiamente y repararon las ruedas del reloj, que se echó a correr para recuperar el tiempo perdido; y los hombres guardianes del agua abrieron las llaves, y la corriente se llevó a Malvarado con sus plumas mojadas; y las mujeres que hablaban sin miedo lo atraparon entre sus telas blancas para que se estuviera quieto, y le pusieron una bandera en el pico; y luego todos se reunieron, y encerraron a Malvarado en una jaula, y apenas si lo escuchaban cacarear, porque al momento hubo alegría, fiesta y regocijo.
