17 Junio 2024
Fomentar una relación saludable con la comida en nuestros niños y niñas no es una tarea fácil, se requieren de ayudas adicionales, estrategias y actitudes que nos permitan acercarlos a una alimentación variada pero sana, que les proporcione los nutrientes que necesitan para su desarrollo.
En ocasiones, puede que como padre emplees tácticas como forzarlos a comer, presionarlos para que injieran todos los alimentos de su plato, prometerles premios como dulces o postres por un buen comportamiento o castigarlos retirando ciertos productos de su dieta, sin embargo, estás causando el efecto contrario, pues este tipo de recursos puede llevarlos a tener una relación negativa con la comida.
Pequeños gestos como los que te mencionábamos anteriormente, pueden tener gran impacto en los niños y niñas, su percepción frente a la hora de comer, y el vínculo que tendrán con determinados alimentos mientras crecen, no solo en preferencias sino en la aversión hacia algunos de estos.
Por esto, en Mi Señal Colombia hablamos con la nutricionista Romina Sánchez, quien es especialista en Nutrición Clínica en Pediatría, creadora digital en @nutricionistaromina, y autora del libro ‘Nutrición con sentido’, para ofrecerte una guía con estrategias para que los niños desarrollen una relación más sana con la comida.
Los niños y la comida: consejos para fomentar en casa una relación más saludable
No se trata solo de asegurarse de incluir una amplía variedad de alimentos en las comidas diarias que les damos a los niños, también es importante involucrarlos al momento de hacer las compras y en la preparación de las comidas, pues esto puede contribuir a que se despierte su apetito, y como un plus, a mejorar sus destrezas manuales.
Involucrar a los niños al momento de realizar las comprar y llevarlos a hacer mercado, es una actividad con la que puedes decirles que también tienen una voz en las decisiones respecto a los menús, eso sí, ten cuidado en dejarte llevar por sus gustos y perder la meta: enseñarles conocimientos básicos para que tengan una alimentación sana y equilibrada.
Después, invitar a los niños a cocinar juntos, puede convertir la hora de comer en una experiencia divertida, un juego en el que aprenderán el proceso que tienen los alimentos que consumen, lo que les permitirá hacer una tregua y dejar a un lado el campo de batalla donde cada día es una lucha por hacer que el niño coma todo lo que le pones en el plato.
Además, según explica Sánchez, los niños aprenden observando, las personas y experiencias de su día a día se convierten en sus maestros, mientras que los pequeños son un reflejo del ejemplo que reciben, por eso, “si ven a sus padres comer de manera saludable y disfrutar de una variedad de alimentos, es más probable que adopten esos comportamientos”.
Así que, aunque también sea complejo para ti como padre o cuidador, parte esencial de esa educación proviene del ejemplo que le das, por ello es recomendable que incorpores en tu dieta las frutas, las verduras, las legumbres y todos esos otros alimentos que le dices lo harán crecer grande y fuerte.
“Introducir una amplia gama de alimentos desde una edad temprana puede ayudar a los niños a desarrollar un paladar diverso y saludable”, explica Sánchez, por eso, impúlsalos a probarlo todo y busca cómo preparar distintas recetas donde se combinen sabores, texturas y colores.
Otra clave, es asegurarte de que el niño genere hábitos para comer, no solo en horarios específicos sino también en espacios determinados para ello, por consiguiente, “tener comidas y refrigerios a horas regulares ayuda a establecer una rutina y evita el picoteo constante”, detalla.
¿Por qué no obligar a un niño a comer?
Para promover una alimentación balanceada sin crear en los niños y niñas estrés o ansiedad relacionada con el momento de sentarse a comer, Sánchez recomienda que se evite forzarlos a ingerir todo lo que tienen en el plato, y más bien que se les permita indicar en qué momento están llenos.
“Permitir que los niños escuchen sus señales de hambre y saciedad es crucial”, detalla la nutricionista, pues puede contribuir en el desarrollo de su autonomía y evitar que se acostumbren a comer cuando no tienen apetito.
Además, señala que “forzarlos a comer puede generar resistencia y estrés”, lo que puede llevar a que relacionen la comida con una tortura, o que para evitar regaños por no tener hambre en los horarios establecidos, ingieran más de lo que necesitan, una situación considerada por los expertos como un paso inicial a la obesidad u otros trastornos de la alimentación.
Sánchez también recomienda “presentar los alimentos de manera atractiva y divertida, y hacer que las comidas sean un momento de disfrute familiar”, por lo que es importante generar un ambiente positivo y agradable al momento de sentarse a comer, preguntándole por su día, sus gustos o temas de su interés, evitando discusiones por temas relacionados con la comida.
Frases como: ‘No te puedes levantar de la mesa hasta que termines todo’, obligándolos a dejar el plato limpio a pesar de que estén llenos, tiene un efecto contraproducente, pues puede establecer en ellos hábitos inadecuados de alimentación, ya que se acostumbran a comer por encima de sus necesidades, lo cual genera problemas en su adultez al no identificar cuando está satisfecho, convirtiéndose en un comedor emocional.
Por qué debes evitar usar la comida como castigo o recompensa
De acuerdo con Sánchez, los efectos negativos de usar la comida como un castigo o una recompensa son que “los niños pueden asociar ciertos alimentos con emociones negativas o positivas, lo que puede llevar a comportamientos alimenticios desordenados”.
Mientras que “usar la comida como recompensa puede fomentar el sobrepeso y la obesidad si se eligen alimentos altos en calorías y azúcares”, destaca Sánchez, emplearla como castigo puede incrementar su rechazo.
Sobre la influencia de la comida como castigo o recompensa en la percepción de los niños, Sánchez indicó que no solo pueden verlos como ‘buenos’ o ‘malos’ en función de cómo se usan, sino que también pueden afectar sus preferencias alimentarias al asociarlas con sentimientos de culpa, ansiedad o satisfacción.
Por eso, lo más recomendable es desligar la comida y los productos que le gustan de sus conductas, sean negativas o positivas, pues el niño o niña va a vincular determinadas acciones con ciertos alimentos, por lo que, “pueden aprender a usar la comida para lidiar con emociones, en lugar de desarrollar estrategias de afrontamiento saludables”.
No obstante, la experta compartió algunas alternativas que puedes emplear en casa para motivar un buen comportamiento sin usar la comida como premio, destacando la importancia del tiempo de calidad o el uso de pequeños incentivos no alimentarios para recompensarlos.
“Crear un sistema en el que los niños ganen puntos o pegatinas por buen comportamiento que puedan canjear por privilegios o actividades especiales”, resaltó Sánchez como una dinámica divertida que pueden disfrutar tanto los padres como los menores.
Igualmente, para el manejo de situaciones en las que los niños se niegan a comer y para no obligarlos, Sánchez recomendó tener mayor flexibilidad respecto a la cantidad que comen, pues ellos deben aprender a regular su ingesta y a identificar cuando están llenos, por lo mismo debes evitar “hacer un gran problema si el niño se niega a comer, mejor ofrécele el mismo alimento pero en otro momento y sin presiones”.
Por: Nazlhy Viviana López