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19 Octubre 2017

¡Sí a los niños en la cocina!

¡Toda la familia lista para cocinar!

La cocina es un lugar misterioso en el que los alimentos se transforman de manera sorprendente. Olores, texturas, colores y sabores se mezclan, amasan y baten para conquistar el paladar de los comensales. En muchos hogares este espacio es considerado el corazón de la casa y desde tiempos antiguos las culturas se han reunido alrededor del fogón para compartir con sus seres queridos.

Acercar a los niños a la experiencia culinaria nos permite conocerlos mejor y fortalecer los vínculos con ellos. Es también una manera de invitarlos a jugar, a crear, a desarrollar una relación más consciente con lo que comen, a descubrir sus habilidades y derribar estereotipos.

La cocina es más que el plato que llevamos a la mesa, por eso en Mi Señal queremos compartir contigo una receta para decirle ¡sí a los niños en la cocina!

La cocina también es una actividad divertida y en este video Laura, Ogui y Kenai, de San Rafael (Antioquia) lo demuestran al preparar un ‘Jugo de ojos’. Ellos resultaron seleccionados para la tercera temporada de nuestro programa ‘Asquerosamente Rico’.

Ingredientes

  • 1 receta que entusiasme a todos los chefs
  • 1 lugar apropiado para que todos participen sin importar que sea muy bajito
  • 1 litro de paciencia para que la experiencia sea divertida
  • 2 horas de nuestro tiempo o más para que todo se haga sin afán

Preparación

Paso 1: ¿Qué vamos a preparar?

La elección de la receta es un momento que todos pueden disfrutar. La inspiración para seleccionarla puede salir de ingredientes que ya conozcan, de lo que tengan disponible en casa, de platos que hayan probado, libros de recetas o programas de televisión.

¿Qué tal unas “manos de zombie” (rollitos de espinaca rellenos de carne) de ‘Asquerosamente Rico’? ¿O un “sancocho amazónico” de ‘Josefina en la cocina Súper Megachef’?

Paso 2: ¿Dónde están son los ingredientes que necesitamos?

¿Sabías que en el Chocó hay diferentes variedades de plátano? Plátano bocadillo, plátano primitivo, plátano popocho y guineo cuatro filos son algunos de ellos. Y se preparan fritos, asados o machacados.

Ir a la plaza, recorrer el supermercado o darle un vistazo a nuestra propia huerta es otro momento que podemos convertir en juego y momento de aprendizaje pues durante la recolección de los insumos seguramente aparecerán muchas preguntas relacionadas con el origen de los platos, las frutas, las verduras y las recetas que nos darán pie para investigar, sembrar y conversar mientras estamos en acción.

Paso 3: ¡Con las manos en la masa!

A algunos niños no les gusta ensuciarse -mientras que otros lo disfrutan al máximo- así que debemos estar atentos a sus reacciones para darles tareas que se sientan contentos de cumplir. Amasar, mezclar, hacer bolitas o sacarles las pepas a las frutas son labores que les permiten desarrollar su motricidad y despertar su imaginación al crear sus propias formas.

Los niños más pequeños con seguridad se llevarán todo a la boca así que con ellos es interesante explorar las frutas, ver cómo son por dentro, aplastarlas, comparar sus colores y, por supuesto, probarlas. Seguramente no podrán hacer recetas muy complicadas pero serán unos excelentes asistentes a la hora de decorar y servir.

¿Y qué tal si cantamos mientras cocinamos? En este karaoke Josefina nos propone una banda sonora para nuestras preparaciones.

Paso 4: Todo se transforma

Invita a los niños a observar cómo un ingrediente al ser mezclado con otro o al exponerlo al calor o al frío, se transforma en algo completamente diferente. Ser testigos de esta metamorfosis de los alimentos es una gran oportunidad para ampliar el paladar de los chicos, proponerles sabores nuevos y aumentar su consciencia con respecto a la comida que consumen.

El momento de servir

Además de una preparación deliciosa hecha por nuestras propias manos, ¿qué nos queda después de cocinar con los niños?

  • Aprendemos más de lo que parece: algunos de los conceptos que los niños fortalecerán en esta experiencia son: confianza en sí mismos y en los demás, cooperación, responsabilidad, coordinación, comprensión de lectura y conocimiento de la causa y el efecto al mezclar y cambiar la temperatura de los alimentos.
  • Derrumbamos estereotipos: los tiempos en los que solo las mujeres se encargaban de la cocina y de las tareas de la casa han terminado. Compartir responsabilidades entre niñas y niños los hace conscientes de la necesidad de trabajar en equipo para terminar las tareas más rápido.
  • Apreciamos más la comida: si los niños participan en la elaboración de los platos conocerán por su propia experiencia el esfuerzo que ello requiere y seguro lo pensarán dos veces antes de rechazar algún alimento.
  • Descansamos de las pantallas: las dos o tres horas que pasen en la cocina sirven de momento de desconexión en familia. Durante este tiempo podrán descubrir que sin televisores, pantallas ni notificaciones también pueden divertirse.
  • Despertamos los sentidos: a veces los días se nos pasan sin que podamos  detenernos a oler, mirar, tocar o saborear con calma lo que la naturaleza nos ofrece para alimentarnos. Regalarnos este momento al lado de nuestros hijos, sobrinos, estudiantes o familiares es la oportunidad perfecta para estimular nuestros sentidos.

Como dice nuestra querida Josefina en la cocina, ¡con la comida sí se juega! Así que aprovechemos que se acercan los festivos de noviembre y dieciembre, y las vacaciones de fin de año para ponernos manos a la obra y descubrir lo divertido de cocinar juntos.

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