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La valentía de ser un niño rebelde

La valentía de ser un niño rebelde

jargaez@rtvc.gov.co

4 Septiembre 2017

“Rebeldía” es una de esas palabras que hace temblar a los adultos: nadie quiere que en su casa o en el aula de clase haya pataletas, peleas, gritos o llantos que afecten la convivencia y hagan tambalear las normas establecidas. Entonces, ¿por qué en Mi Señal decimos que #PodemosSerRebeldes?

“En mi casa a mí me ponían a lavar los platos todos los días y a mi hermana no. Yo me rebelé contra eso”, nos contó Angelina, de 11 años, una de las niñas que conocimos hace algunos días en un viaje que realizamos a Santander para desarrollar varias actividades con los niños de los muncipios de Girón, Piedecuesta y Floridablanca. Otros chicos como Kevin, también de 11 años, nos dijeron que se han rebelado contra el bullying que sufrían algunos compañeros en su colegio o contra el maltrato animal que ocurría en sus barrios.

Y es que en la otra orilla de esa rebeldía que vemos como una oposición sin causa a la voz de padres, cuidadores o profesores, encontramos aquella que nos permite expresar nuestra inconformidad y proponer alternativas frente a situaciones, personas o sistemas que no nos incluyen, nos maltratan o nos imponen comportamientos de manera arbitraria. Lo interesante, valioso y valiente de este último tipo de rebeldía está justamente en la motivación y en lo que se transforma en el interior de los chicos cuando descubren su fuerza y deciden ponerse en contra de algo que debería cambiar o mejorar.

Rebeldes que inspiran

Las cien mujeres del libro “Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes” (de las italianas Elena Favilli y Francesca Cavallo), que incluye la historia de artistas, científicas, políticas y deportistas, entre otras, que se rebelaron contra las circunstancias y contra aquellos que decían que por ser mujeres no podían alcanzar sus sueños, nos demuestran que sí existe una rebeldía positiva que podemos impulsar en niñas y niños: esa que nos mueve a superar las dificultades, a cambiar un supuesto destino marcado por el lugar en el que nacimos, por quiénes sean nuestros padres, o por nuestras condiciones físicas o económicas; y manifestarnos a favor del cambio.

Este tipo de inspiración la encontramos también en otros libros como los de "Olivia" (de Ian Falconer), "Pippi Calzaslargas" (la polémica creación de Astrid Lindgren que también fue llevada a la televisión) o en la "Colección Antiprincesas" de la Editorial Sudestada (Argentina), personajes que se oponen a los estereotipos, a lo que se espera “de una señorita”, o al lugar que la sociedad busca imponerles.

Otro gran ejemplo de rebeldía pacífica y transformadora es la de Nelson Mandela en Suráfrica y la de Martin Luther King en Estados Unidos, quienes con revoluciones sin violencia, cada uno en lugares y momentos diferentes de la historia, lograron cambiar la vida de las comunidades negras, quienes eran discriminadas y no contaban con los mismos derechos y oportunidades que los blancos.

Puntos a favor de la “rebeldía valiente”

Los niños son particularmente sensibles frente a comportamientos como la deslealtad, la hipocresía, la falta de solidaridad, la injusticia social, el irrespeto a la naturaleza y a la vida humana. Así que cuando demuestran que no están de acuerdo con alguna situación es importante escuchar sus motivos o argumentos. Conocer sus razones les demuestra que su opinión nos importa y, a la vez, nos revela que están desarrollando su sentido crítico frente al mundo y su autonomía, y nos muestra cómo empiezan a dejar a un lado el miedo a expresar sus ideas y hacerse cargo de ellas, además de señalar las injusticias —tema que todavía nos cuesta a muchos adultos—.

Estos son algunos puntos a favor de este tipo de rebeldía:

  • La manifestación de un sentido crítico y de ideas propias.
  • La construcción de argumentos.
  • La expresión de una inconformidad y la búsqueda de alternativas.
  • La necesidad de participar en las decisiones que se toman en su entorno.
  • La superación de las dificultades.
  • El reconocimiento de los verdaderos sentimientos.
  • La reafirmación de la identidad.
  • El desarrollo de la autonomía y de la responsabilidad.

La tarea de los adultos entonces es ayudar a los niños a encauzar sus dudas y reclamos con cariño y paciencia hacia algo constructivo, identificar qué es posible negociar con ellos y qué no (los límites son necesarios para un sano desarrollo de su equilibrio emocional) y promover el diálogo para resolver los conflictos. Y tú, ¿crees que hay valor en la rebeldía? ¿Han hablado de este tema en casa? Cuéntanos a través de nuestra página de Facebook o a nuestro correo misenal@rtvc.gov.co

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