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Yulitza, una niña que le enseña a leer y escribir a los adultos

Yulitza Tabares estudió en la Normal Superior de Popayán, tiene 16 años y desde que estaba en grado 11° hizo parte del proyecto ‘Colombia, cero analfabetismo’ de la Universidad del Cauca, que busca ayudar a las personas adultas que no tuvieron la posibilidad de aprender a leer y escribir, una limitación bastante grande para una época en la que vivimos, donde la lectura y la tecnología es protagonista en muchos campos.

Allí ejercía el rol de tutora, a su cargo tenía 16 estudiantes, entre los 20 y 60 años, un reto nada fácil para una adolescente, pero cuando decidió ser parte de este proceso siempre tuvo en mente avanzar para poder servir y ayudar a las personas a salir de esta limitación.

“Mis días eran muy agitados, trabajar con gente adulta que trabaja y llega cansado a clase, no es fácil. Siempre trataba de iniciar mis clases con un saludo o una actividad que motivara a los estudiantes y les recordara que a pesar de los problemas, su esfuerzo por estar allí era un paso para salir de estos y aportarle a sus hijos.”

Para ella enseñar es un proceso lleno de vocación y agrado, y a pesar del miedo y emoción que le generó la primera vez que lo hizo, al solo tener 12 años, asumió el reto y sacó todas sus habilidades para dar lo mejor de ella y conservar el voto de confianza de sus profesores. Así se dio a conocer entre sus maestros y sus compañeros de clase, quienes la dejaron de ver como la típica compañera para considerarla una profesora de apoyo.

“Mi gusto por la enseñanza inició cuando estaba en 8°, en ese entonces dictaba clase a niños de 9° y 10° grado. Gracias a cada oportunidad que los profesores me han dado, se ha dejado un legado de que no importa la edad y que desde lo que somos podemos aportar positivamente.”

Una oportunidad que le dio paso a la participación en este gran proyecto, que le aporta cientos de personas y por supuesto a ella, pues antes de entrar al proyecto ‘Colombia, cero analfabetismo’, Yulitza pensaba que las personas no aprendían tan rápido, pero al involucrarse de lleno su perspectiva cambió y entendió que el analfabetismo en Colombia se podría disminuir si todos aportáramos con nuestros actos: “el reto más grande es cuando un estudiante es completamente analfabeto, y sacarlos de ese mundo para que ellos te entiendan con paciencia y dedicación sin aburrirlos. Además al ser estudiantes mayores que la tutora el reto es mayor, pues se crean muchas expectativas al inicio.”

A pesar de saber que su rol de ‘profesora’ demanda cierto grado de autoridad, siempre trata que cada clase que dicta sea amena y todos aporten por igual, es por eso que para sus estudiantes sus clases se convirtieron en un momento de esparcimiento donde aprenden en múltiples aspectos: “como tutora busco usar diferentes recursos que permitan que la clase sea más entretenida y que no solo sea memorizar, sino que construyan nuevos conocimientos y sea un aprendizaje significativo.”

Su experiencia como maestra a su corta edad se ha convertido en la mejor de todas pues sabe que cada estudiante es un mundo y todos tienen una historia que contar, y aunque en el aula de clase ella sea la que dirija, ellos le han aportado muchos conocimientos, que no son teóricos, pero a ella le han significado aportes para la vida, el cómo hacer las cosas, por qué, y todas las experiencias que han compartido la han hecho crecer no solo intelectual sino personalmente.

“El aprendizaje más lindo que me queda es que la edad nunca va a limitar la capacidad que una persona tiene para avanzar y alcanzar sus metas, el tiempo es oro y debemos aprovecharlo. Que un estudiante te diga: ‘gracias porque ya se deletrear’ con una sonrisa, significa que si le ha servido lo que les he tratado de enseñar y para mi es completamente gratificante, y más cuando al principio se toma la actitud de ‘yo no sé’, ‘yo no quiero’. Algunos tienen un cambio de mentalidad tan increíble que deciden ser bachilleres.”

Para su familia y amigos fue sorprendente su participación en el proyecto porque podía dedicar su tiempo libre a hacer lo que a ella más le gustaba, sin embargo decidió invertir sus días en servirle a los demás, una idea que se convirtió en gran inspiración, por eso siempre la han apoyado.

Actualmente vive en Cali, allí realiza en un plan de nivelación, antes de entrar a estudiar medicina, gracias a una beca del Ministerio de Educación. Su sueño es ser neuropediatra para ayudar a los niños desfavorecidos de Popayán a tener mejores condiciones de salud, una visión altruista para innovar y cambiar, visión que desde muy pequeña alentaron sus maestras: “Mi canal de inspiración son mis maestras, porque ellas son los que me enseñan el verdadero significado de enseñar, un maestro es aquel que transforma vidas, que dejan ellas y ellos dejaron huellas en nuestras vidas. Su dedicación con nosotros me motivaron a vincularme al proyecto y aportar a los demás. Esta es una forma de decirle gracias a ellos por lo que me enseñaron.”

Y aunque está a puertas de ser mayor de edad, para ella los niños siempre serán la fuente de inspiración pues como dice ella: “Si un niño fuera el presidente del mundo, tal vez el mundo no estaría en crisis”  los niños tienen la capacidad de creer, crear e imaginar, a veces los adultos han perdido el objetivo por el que crecieron, pero si los niños se involucran en más proyectos como estos, cada proyecto cobra vida con nuevas ideas, porque hay visión e ilusión. Cada niño siempre desea aportar, aprender y probar.

“Los niños y jóvenes nunca deben rendirse, las limitaciones económicas jamás deben ser un impedimento para alcanzar sus sueños. La niñez es la plenitud de la vida, el momento más oportuno para avanzar y querer construir nuestros objetivos con dedicación, compromiso y nobleza. Los ingredientes perfectos para alcanzar las metas.”

Con su dedicación y entrega a los demás Yulitsa espera que el analfabetismo sea un asunto que disminuya y confía en que muchas más personas se unan a esta iniciativa, desde sus escuelas o universidad para que todos descubran la maravilla de leer y escribir su propia historia, al igual que ella lo hace.   

En Mi Señal las niñas cuentan, si conoces una historia inspiradora como esta compartela con nosotros en nuestro espacio de comentarios, ¡queremos conocer a todas las niñas que hacen de este mundo un lugar mejor!

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